Portada » La socialización: Qué es realmente y porqué importa

qué es realmente la socialización

Cuando alguien me dice que su perro está «bien socializado» porque va al parque y juega con otros perros, suelo sonreír para mis adentros. La socialización es un concepto mucho más amplio y complejo de lo que la mayoría de la gente piensa, y comprenderlo adecuadamente es fundamental para tener un perro equilibrado y feliz. Permitidme que os explique qué es realmente la socialización y por qué es tan importante en la vida de nuestros compañeros caninos.

La socialización es el proceso mediante el cual un perro aprende a relacionarse de manera adecuada con su entorno: con otros perros, con personas diferentes, con otros animales, con diversos lugares, sonidos, superficies y situaciones. Un perro bien socializado es aquel que puede enfrentarse a las situaciones cotidianas de su vida sin mostrar miedo, ansiedad o agresividad. No se trata de que le gusten todas las situaciones, sino de que pueda gestionarlas con tranquilidad.

el período crítico y los errores comunes

Existe un período crítico de socialización que va aproximadamente desde las tres semanas hasta los tres o cuatro meses de edad del cachorro. Durante estas semanas, el cerebro del animal es especialmente receptivo y todo lo que viva quedará grabado como «normal» y «seguro». Es una ventana de oportunidad que no debemos desaprovechar. Lo que el cachorro no conozca durante este período, posteriormente le podrá generar desconfianza o miedo. Por eso es tan importante que los criadores responsables empiecen la socialización antes incluso de que el cachorro llegue a su nuevo hogar.

Un error muy extendido es pensar que socializar significa únicamente que el perro juegue con otros perros. Si bien la interacción con otros canes es importante, no es lo único ni necesariamente lo más importante. Muchos perros desarrollan problemas de comportamiento precisamente porque se les ha expuesto de manera inadecuada a otros perros, permitiéndoles interacciones excesivamente intensas o con individuos inadecuados. La socialización debe ser gradual, controlada y siempre positiva. No sirve de nada exponer a un cachorro a una situación que le asuste o le abrume con la esperanza de que «se acostumbre». Lo único que conseguiremos es el efecto contrario.

la socialización con personas

La socialización con personas es igualmente crucial. El cachorro debe conocer hombres, mujeres, niños, personas con barba, con gafas, con sombreros, personas en silla de ruedas, con bastón, de diferentes etnias y edades. Cada encuentro debe ser positivo y nunca forzado. Si el cachorro muestra miedo o inseguridad, debemos respetar sus tiempos y avanzar más despacio. Forzar interacciones puede crear traumas que duren toda la vida.

entornos, sonidos y manipulaciones

Además de socializar con seres vivos, debemos habituar al perro a diferentes entornos y situaciones. Que camine sobre diferentes superficies: hierba, cemento, baldosas, rejillas, escaleras. Que conozca diferentes medios de transporte: el coche, quizás el autobús o el metro si vivimos en ciudad. Que se acostumbre a los sonidos urbanos: tráfico, sirenas, obras, petardos. Todo esto formará parte de su vida adulta y será mucho más fácil para él si lo conoce desde cachorro. Por supuesto, siempre de forma gradual y asociándolo a experiencias positivas.

Un aspecto que a menudo se descuida es la habituación a las manipulaciones. El perro debe aceptar que le toquen las patas, la boca, las orejas, que le cepillen, que le corten las uñas, que le revisen. Esto no solo facilitará las visitas al veterinario o la peluquería, sino que permitirá detectar problemas de salud de manera temprana. Un perro que no acepta que le toquen es un perro que sufrirá estrés cada vez que necesite cuidados, y eso es evitable con una buena socialización desde pequeño.

la socialización como proceso continuo

Es importante destacar que la socialización no termina a los cuatro meses. Aunque el período crítico sea hasta entonces, el perro debe seguir teniendo experiencias variadas y positivas durante toda su vida, especialmente durante la adolescencia, cuando puede surgir cierto miedo a cosas que antes no le preocupaban. La socialización es un proceso continuo, no un objetivo que se cumple y se olvida.

Los perros que no han sido adecuadamente socializados pueden desarrollar múltiples problemas: miedos, fobias, ansiedad por separación, agresividad reactiva, incapacidad para relajarse en según qué entornos. Muchos de estos problemas son difíciles de resolver en la edad adulta y marcan la diferencia entre una convivencia feliz y una vida llena de limitaciones y estrés tanto para el perro como para su familia. Por eso insisto siempre en que la socialización es una de las inversiones más importantes que podemos hacer por nuestro cachorro. No es complicada, no requiere grandes recursos, solo requiere consciencia, paciencia y constancia. Los beneficios durarán toda la vida.

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Autor

Antonio Ruiz de Conejo

Antonio Ruiz de Conejo

Tras casi cuarenta años de experiencia como adiestrador canino y técnico en modificación de conducta, pone el acento en la necesidad de generar un vínculo humano-animal basado en el respeto y confianza mutuos. Formador de formadores, sitúa la base de la educación en el aprendizaje del lenguaje de los perros, concibiendo a cada uno como un individuo único.

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