Escoger el mejor alimento para nuestro gato o perro es una de las tareas más importantes a la hora de gestionar su cuidado y asegurar su buena salud. Para ello, podemos fijarnos en todos los mensajes que evoca el envase y la imagen de ese perro o gato tan saludable que aparece en él.
Pero ¿es esto suficiente? ¿Podemos fiarnos de lo que dice el fabricante en letras grandes por todo el saco o etiqueta? La respuesta es un rotundo “No”. Más bien, debemos ir siempre a la lista de ingredientes y, para saber cómo interpretarla, aquí te damos unas indicaciones:
-Los ingredientes se sitúan en orden decreciente dentro del listado, es decir, el ingrediente que se encuentra en mayor cantidad dentro de la receta será el primero. En este caso, debería ser la carne, pero hay que tener en cuenta si el porcentaje se refiere a peso en fresco o ya deshidratado en el caso del pienso, ya que, si es en fresco, la cantidad real de carne que tendremos será la mitad o menos de la que viene reseñada y dejaría muy probablemente de ser el ingrediente principal.
-Un alimento que en su envase resalte el título “Con…” (por ejemplo “Con pavo”) implica que debe tener un mínimo de un 4% de ese ingrediente, pero puede también no tener más de esa cantidad.
-La expresión “Rico en…” (por ejemplo “Rico en pescado”) indica que debe tener una cantidad superior al 14% de ese ingrediente, pero también puede quedarse en esa cifra y no ser superior.
-“Sabor a” significa que el alimento únicamente sabe a un determinado ingrediente, pero no tiene por qué contener nada del mismo.
-Es importante darse cuenta de que, si los cereales aparecen por separado – por ejemplo: arroz 25%, maíz 18%, arroz integral 15% –, tenemos que sumar todos los porcentajes para saber realmente la cantidad de cereal que contiene. En el caso anterior, la proporción sería de un 58%, con lo que más de la mitad del pienso sería cereal, lo cual no es deseable.
-Los alimentos con mejores calidades detallan la procedencia de las grasas (en lugar de poner “grasas animales” o “grasas vegetales”), precisando “grasa de pollo” o “grasa de ave”.
-En cuanto a la composición analítica, un buen alimento tendrá un porcentaje en proteínas de, al menos, un 27-28% y éstas serán de procedencia animal, en su mayor parte. El porcentaje de cenizas, por su parte, habrá de ser inferior al 9% y la cantidad de grasa será variable según el tipo de animal al que vaya destinado, pero – en todo caso – reducida y de buena calidad.
Éstas serían unas directrices generales, pero sencillas y muy efectivas a la hora de cribar entre un alimento de calidad y otro que no lo es tanto. No obstante, como norma general, podemos tener en cuenta que cuanta más información ofrezca el fabricante sobre los ingredientes que contiene la receta, mejor será la calidad del alimento.