El misterioso botiquín de los animales
La naturaleza siempre ha sido una fuente inagotable de sorpresas y descubrimientos. Uno de esos fenómenos fascinantes que nos brinda es la zoofarmacognosis, término que hace referencia a la capacidad de los animales para seleccionar y utilizar sustancias naturales con fines medicinales. Este fenómeno ha sido objeto de estudio e interés para profesionales veterinarios y científicos de todo el mundo.
Etimología
La palabra “zoofarmacognosis” proviene de “zoo”, que significa animal, y de “farmacognosis”, que alude al estudio de los medicamentos. En este caso, esos medicamentos han de entenderse como sustancias naturales. La zoofarmacognosis es, por tanto, la capacidad que tienen los animales de reconocer, seleccionar y utilizar plantas, minerales y otras sustancias para tratar diversas dolencias y mejorar su salud.
¿Para qué sirve la zoofarmacognosis?
La zoofarmacognosis demuestra que los animales no sólo son capaces de reconocer y utilizar plantas medicinales, sino que también tienen la habilidad de identificar los compuestos químicos en aquellas plantas que les proporcionan beneficios terapéuticos. Este comportamiento se ha observado en una amplia variedad de especies, desde mamíferos como primates y elefantes, hasta aves e insectos.
Los animales utilizan la zoofarmacognosis para tratar diversas dolencias, incluyendo infecciones, parásitos, problemas digestivos y heridas. Por ejemplo, los chimpancés han sido observados masticando hojas de Aspilia para desparasitarse, pues la Aspilia es una planta que contiene compuestos antiparasitarios. Los loros, por su lado, consumen arcilla para neutralizar las toxinas presentes en las semillas que forman parte de su dieta.
Este comportamiento, además de sorprendente, es de gran importancia para la supervivencia de las especies, pues los animales que tienen la capacidad de automedicarse cuentan con una notable ventaja evolutiva, ya que pueden tratar enfermedades y lesiones sin depender exclusivamente de la selección natural. Esta adaptación les permite sobrevivir y reproducirse con mayor éxito.
¿qué animales practican zoofarmagocnosis?
El estudio de la zoofarmacognosis ha llevado, al mismo tiempo, al descubrimiento de nuevos compuestos medicinales y ha brindado inspiración para el desarrollo de fármacos humanos. Por ejemplo, la observación de que los orangutanes utilizan hojas de plantas específicas para tratarse determinadas infecciones ha llevado a la identificación de interesantes compuestos antibióticos.
No obstante, es importante destacar que la zoofarmacognosis no es exclusiva de los animales salvajes. Se ha observado que incluso los animales domésticos, como los perros y los gatos, buscan y consumen ciertas hierbas cuando se sienten enfermos. Ello demuestra que la capacidad de automedicación está presente en muchas especies y es un comportamiento innato. Yo misma he podido comprobarlo en mis animales (en concreto en uno de mis gatos) observando un cambio espontáneo en la preferencia de su pienso habitual, por otro de dieta hepática de su compañera que nunca le había interesado, y comprobando, poco después, en su analítica de control, que había comenzado con un problema de hígado.
Implicaciones
Aunque la zoofarmacognosis es un campo de estudio relativamente nuevo, su importancia y sus implicaciones son cada vez más reconocidas. Comprender el modo en el que los animales utilizan sustancias naturales para tratar enfermedades puede ayudar a desarrollar tratamientos más efectivos y menos invasivos tanto para animales como para humanos.
En la actualidad, la aplicación práctica de la zoofarmacognosis en animales de compañía es terapéutica, y consiste en la utilización de aceites esenciales y otras sustancias naturales. El principio máximo de la zoofarmacognosis como terapia es que el animal sea quien escoja el aceite o la sustancia que le interesa o necesita según su instinto. Sin obligarle o forzarle, el terapeuta se limitará a ofrecerle las sustancias al animal. De ese modo, evitaremos las intoxicaciones, que podrían darse con una aromaterapia convencional, ya que hay distintas sustancias vegetales que resultan tóxicas para ellos, sobre todo para los gatos. En casos comportamentales o emocionales, la zoofarmacognosis suele tener también muy buenos resultados.
En conclusión, la zoofarmacognosis es un fenómeno asombroso que revela la increíble capacidad de los animales para automedicarse. Aunque parezca un tópico, este comportamiento demuestra que la naturaleza es sabia y que los animales poseen una conexión profunda con el entorno que los rodea.