Antes de recibir a un animal de compañía.
En este segundo post sobre el tema, abordaremos el peso de las características del hogar de llegada y su importancia, a la hora de considerar la posibilidad de incorporar al mismo un gato o un perro.
– Nuestro estilo de vida es vital a la hora de compartir la vida con un animal. Si vivimos solos y viajamos por trabajo o estamos mucho tiempo fuera de casa, difícilmente podremos vivir con un perro, que necesita sus 3 paseos diarios, al menos. En este caso, sería más conveniente adoptar dos gatos, por ejemplo, para que puedan jugar juntos y hacerse compañía mientras no estamos en casa. Todos van a necesitar que les dediquemos tiempo, en mayor o menor medida según el caso, pero para asegurarnos de que están en buen estado físico y emocional necesitan de nuestra atención.
– Hogar y familia. Es importante, tener en cuenta cómo es nuestra casa. También saber si, cuando vivimos de alquiler nos permiten introducir animales. Muchas veces, pensamos que no podemos tener, por ejemplo, un perro grande por no tener un jardín. Sin embargo, los perros lo único que quieren es nuestra compañía. Aunque tengan una hectárea para correr, si no estamos con ellos, no son felices. Además, aun teniendo jardín o patio grande, debemos hacer los 3 paseos diarios como mínimo, ya que los perros necesitan explorar, olfatear y hacer ejercicio.
En el caso de los gatos, que no salen de casa, sí es importante el tamaño de la misma; no es necesario que sea grande, pero sí un mínimo, ya que va a ser su territorio; sobre todo si hay más de un gato en el mismo espacio.
Todos los miembros de la familia deben estar de acuerdo en convivir con un animal de compañía, para evitar problemas posteriores; por tanto, la decisión de tenerlo habrá de ser consensuada. Además, en su educación deberemos mostrar coherencia, seguir las mismas pautas. Por ejemplo, si se le permite o no subir al sofá, todos los miembros de la familia habrán de seguir las mismas directrices y los mismos comandos verbales, esto facilitará mucho la convivencia y evitará complicaciones. De lo contrario, el animal acabará confundido al recibir diferentes órdenes.
– Gastos de mantenimiento. Otro de los aspectos más importantes a tener en cuenta son los gastos que genera ser responsables de un animal. Aunque nos devuelven nuestra atención y cuidados en amor multiplicados por mil, hay que valorar si nuestra economía nos permite alimentarlos y cuidarlos correctamente, con productos de buena calidad, ya que eso va a redundar directamente en su salud y bienestar. Lo que gastemos en alimentación lo ahorraremos en veterinario. También será importante cubrir sus necesidades de juego, paseo, educación, higiene, rascado – en el caso de los gatos – etc.
– Salud. Este aspecto se deriva de lo anterior. Cualquier animal de compañía tendrá unas necesidades para mantenerse en buen estado de salud: vacunas, identificación, desparasitaciones internas y externas, esterilización etc. Esto solo teniendo en cuenta que no tenga ninguna enfermedad o problema a lo largo de su vida y no necesite una cirugía o tratamiento; algo bastante frecuente, sobre todo, cuando llegan a ser mayores. – Vacaciones o viajes. ¿Solemos irnos mucho tiempo de vacaciones o por trabajo?, ¿podríamos llevarnos a nuestro animal? En caso de que no podamos o no queramos llevarlo con nosotros, ¿tenemos quién cuide de él o podemos permitirnos un canguro durante nuestra ausencia? Hoy en día, existen varias posibilidades de cuidado de nuestro animal de compañía cuando nosotros no podemos hacerlo, por ello, el abandono no es justificable en ningún caso y ello es algo primordial, que tenemos que tener claro antes de hacernos responsables del mismo.
Por tanto, si nos lanzamos a la gran aventura de compartir nuestra vida con estos seres, son muchos los aspectos a considerar. Todos implican una gran responsabilidad, por cuanto hemos de estar a la altura del amor que ellos son capaces de dar.